Contratar una empleada del hogar es una gran ayuda para muchas familias. Pero más allá de la comodidad, también es un acto de responsabilidad: implica conocer y cumplir con los derechos laborales. Uno de los aspectos más importantes es saber cuánto se debe pagar por el trabajo realizado, especialmente cuando no se trata de una jornada completa.
En 2025, el salario mínimo interprofesional (SMI) en España se ha fijado en 1.184 euros brutos mensuales en 14 pagas, lo que equivale a 16.576 euros brutos al año. Este salario corresponde a una jornada completa de 40 horas semanales. Por lo tanto, si hablamos de una empleada del hogar que trabaja la mitad del tiempo —20 horas semanales—, el salario debe calcularse de forma proporcional.
Según las cifras oficiales, una empleada del hogar que trabaje 20 horas semanales en 2025 debería cobrar aproximadamente:
Estos son los valores mínimos legales, por lo que si la empleada realiza tareas de mayor complejidad, tiene experiencia, o trabaja en zonas con un coste de vida más alto, es perfectamente razonable que el salario sea superior.
Como empleador o empleadora, tienes varias obligaciones legales:
Cumplir con estos requisitos no solo evita sanciones, sino que garantiza que la relación laboral se base en la legalidad, el respeto y la confianza.
El empleo doméstico ha sido históricamente uno de los sectores más vulnerables. Muchas trabajadoras del hogar —en su mayoría mujeres— realizan tareas esenciales para el bienestar familiar: limpieza, cocina, cuidado de personas mayores o niños. Valorar su trabajo de forma justa es una forma de dignificar su labor y fomentar una sociedad más igualitaria.
Además, un empleo formalizado permite a la trabajadora acceder a cobertura médica, prestaciones por desempleo, jubilación y protección en caso de baja laboral.
En resumen: si estás pensando en contratar a alguien para ayudarte en casa durante 20 horas a la semana, recuerda que el salario justo en 2025 ronda los 690 € brutos mensuales. Cumplir con tus obligaciones como empleador es más sencillo de lo que parece, y la tranquilidad que aporta tener todo en regla —tanto para ti como para la trabajadora— no tiene precio.